Las aventuras de un libro vagabundo by Paul Desalmand

Las aventuras de un libro vagabundo by Paul Desalmand

autor:Paul Desalmand [Desalmand, Paul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2006-01-01T00:00:00+00:00


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Conversaciones sobre las mujeres de escritores

Sería demasiado difícil amar a una mujer y a la verdad al mismo tiempo

JEAN MECKERT

Dotado de un espíritu curioso, el profesor Théron era un gran consumidor de libros, pero su exiguo apartamento y su numerosa prole le obligaban a desprenderse, de vez en cuando, de una parte de sus reservas. Solía hacer trueques con Pierre Clerc, un librero de viejo de Montpellier, establecido en la Rue Alexandre-Cabanel. Tras una estancia en Lunel, formé parte de uno de esos lotes y durante dos años permanecí en la cálida tienda de Pierre Clerc. Cuando caía la noche, nos enzarzábamos en discusiones de un estante a otro. Quisiera evocar una parte de una de ellas. Durante toda una noche, hablamos de mujeres, especialmente de la pareja esposa-escritor.

Anna Karénina

(edición del siglo XIX)

No sé si se ha escrito acerca de la mujer del escritor, si existe alguna novela al respecto…

Los soles de las independencias

(Ahmadou Kourouma, edición original)

Que yo sepa, no. Creo que a Ibsen le atormentaba el tema, pero no recuerdo si llegó a escribir alguna obra de teatro sobre eso. Daudet, Alphonse, escribió Mujeres de artistas; en una página, lo que piensa el artista, y en la opuesta, lo que piensa su mujer, pero no hay grandes libros. ¿Usted qué opina?

Anna Karénina

Dejo de lado aquellos que, como Jouhandeau, convirtieron la riña conyugal en una mercancía. Me refiero a la mayoría de casos, especialmente al de los escritores poco o nada conocidos, al extraño yugo del escritor y la «mujer del escritor».

El obstinado

(Louis Nucera, edición de club)

Yo puedo hablar con conocimiento de causa de la pareja esposa-escritor. Formo parte de los ejemplares de autor, es decir, de esos libros que el editor da al autor y de los que éste dispone a su antojo.

Algunos escritores no conservan ni un solo ejemplar de sus obras en su casa. Los regalan, como si quisieran desprenderse de ellos para volcarse en el libro que tienen en proceso. Otros, por el contrario, conservan cuidadosamente un ejemplar de todos sus libros. Nucera era de éstos. Y como yo fui de los primeros, presencié toda su vida de pareja. Espero no ser indiscreto.

Sin nevera

(Renaud Ambite, avance editorial vendido)

Adelante, estamos entre amigos.

El obstinado

Decía que puedo hablar con conocimiento de causa de la mujer del escritor porque durante casi cuarenta años viví en compañía del señor y la señora Nucera. E intuí que la situación de la mujer, en el caso de que ejerza de figurante como ella, no es muy divertida. Más de una vez oí que Suzanne Nucera decía: «Durante treinta años, sólo he visto una espalda». Y eso que ella aún tuvo compensaciones, porque él alcanzó cierta notoriedad. A veces, el escritor, o el pretendido escritor, condena a su familia a la desdicha por nada.

Anna Karénina

A propósito de la relación entre el escritor y su esposa, durante mucho tiempo tuve un vecino de estante que era muy pesimista al respecto. Le parecía un caso extremo de la situación general. A su juicio, la verdadera razón del fracaso de una pareja era la siguiente.



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